El delirium, conocido también como síndrome confusional agudo (SCA), se trata de la pérdida aguda, de inicio repentino, reversible o transitoria y fluctuante (que puede llegar a durar varios días) del nivel de conciencia y de la capacidad para centrar, mantener o dirigir la atención así como de diversas funciones cognitivas, como la memoria, orientación, pensamiento, lenguaje o percepción. Por tanto, el paciente puede malinterpretar la realidad, tener ilusiones o alucinaciones que condicionen su comportamiento y que le lleven a expresar miedo o agresividad ante estímulos externos.
¿Cómo lo identifico?
Suele comenzar con desorientación en tiempo y espacio, aumento o disminución de la actividad psicomotriz y con trastornos en el ciclo vigilia-sueño, que cursan con agitación nocturna acompañada de desorientación y fases de somnolencia diurna. Por tanto, el delirium, suele desarrollarse durante la noche, en lugares con escaso estímulo ambiental y desconocidos para el paciente.
Se trata de una enfermedad médica tratable y prevenible.
¿Por qué ocurre?
A pesar de ser un trastorno muy común, aún se desconoce con exactitud los mecanismos implicados.
El envejecimiento normal implica una serie de cambios estructurales y metabólicos, que hacen que el paciente anciano sea más vulnerable al desarrollo de un delirium. Enfermedades graves, defectos sensoriales (tanto visuales como auditivos), deshidratación y malnutrición, polimedicación, dependencia de alcohol u otras drogas, estrés, depresión o escaso estímulo o apoyo familiar o social son algunos de los factores que predisponen su aparición.
¿Cómo prevenirlo?
- Acompañar siempre al paciente, idealmente con miembros de la familia.
- Recurrir a estrategias de reorientación (Calendarios y relojes), así como la realización de actividades de estimulación cognitiva (Juegos de palabra, habilidades, hechos presentes o reminiscencia).
- Dar instrucciones y explicaciones simples al paciente, manteniendo contacto visual frecuente, proporcionándole información sobre su estancia, motivo de ingreso, etc.
- Utilizar gafas y audífonos si el paciente usara, tenerlos puestos permanentemente.
- Evitar restricciones físicas y permitir la autonomía del paciente lo más pronto posible.
- Mantener la habitación iluminada durante el día y evitar estímulos luminosos y sonoros durante la noche.
- No interrumpir el sueño nocturno en la medida de lo posible.
- Masajes, músicas y algunas técnicas de relajación pueden ser parte del manejo del paciente.
- Conviene disminuir al máximo el uso de sedantes e hipnóticos, consultando siempre con un profesional médico.
¿Cómo actuar si ocurre?
- No perder la calma y avisar al personal de enfermería al inicio de los primeros síntomas, siguiendo sus indicaciones en todo momento.
- Evitar posibles caídas del paciente y retiradas de los dispositivos que tiene por riesgo de lesión (Vías, sondas vesicales, sondas nasogástricas).
- Recurrir a las medidas preventivas antes mencionadas e intentar tranquilizar al paciente.
Este Post ha sido escrito por Laura Espejo.
Deja un comentario